Según una tradición india
llamada sati, cuando un hombre fallece su esposa lo tiene que seguir en el viaje e inmolarse con él en la pira funeraria. Aunque esta costumbre fue abolida por ley en 1829, su sombra se manifiesta todavía hoy en forma de absoluta
marginación.
La mujer que se queda sin marido en India es, demasiado a
menudo, repudiada por las familias y alejada de la sociedad, sin posibilidades
de rehacer una nueva vida. No se contempla una nueva boda y tampoco una
pensión. En el estado del Bengala, donde la exclusión de las mujeres del
testamento no está permitida, muchísimas familias se deshacen de las viudas
para evitar que reclamen sus derechos. Sin una figura
masculina, son consideradas un peso; para los padres que les tendrán que
procurar una dote, para los maridos que las tendrán que mantener, para los
hijos que las tendrán que cuidar cuando no puedan trabajar...
Algunos estudios señalan que el número de viudas en la
India podría ser alrededor de 40 millones pero...
¿cómo se pueden contar unas personas que a los ojos de la sociedad no existen?
¿cómo se puede censar una población invisible?.
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